Pandhora
Como bien sabemos, en estos tiempos en que desde muy jóvenes, las responsabilidades ya asechan nuestras vidas, debemos buscar diferentes métodos de espaciamiento, de relajación. Pues en medio de esa cuantiosa búsqueda de personalidad, identificación y talentos, encontré entre mis juguetes, un elemento que había olvidado hacia mas de tres años: mi guitarra.
Como es lógico, no sonaba bien, estaba rota y las cuerdas destempladas, empolvada y olvidada.
Vi a varios de mis amigos, interpretar la guitarra con mucha destreza, he hice una pregunta a mis propia capacidades: ¿Tendré ese don yo también? Pues con esta idea en la cabeza, le pedí a mis amigos que me enseñaran, con mis propios ahorros, pagué por el arreglo de mi guitarra, y en mis tiempos libres empecé a auto-instruirme ayudada de vídeos y tutoriales virtuales a cerca de como interpretar este instrumento. A medida que indagaba mas sobre este instrumento, mas se hacia parte de mi vida, y así decidí ponerle nombre, Pandhora, como la diosa dueña de todos los males, por que eso fue lo que gané, por vivir perdida en ese mundo perfecto que logré crear a partir de los sonidos que mi Pandhora emanaba y que yo los complementaba con mi voz.
Hoy después de un año del hallazgo de mi niña, mi Pandhora, mi mundo es diferente, por que descubrí que algo sobre la fas de la tierra logra calmar mi explosivo temperamento, y aunque aun no logro interpretarla muy bien, a falta de tiempo para practicar, ella siempre aguarda para mi, paciente, en la puerta de ese maravilloso universo que ella despertó para mi.